domingo, 5 de octubre de 2014

De vuelta al mundo ruso

Entrevista original a Boris Litvinov
Traducción de Nahia Sanzo
 
Boris Litvinov, portavoz del Soviet Supremo (Consejo supremo o parlamento de la República Popular de Donetsk, repasa la actualidad de Donbass tocando una gran variedad de temas relacionados con el presente y el futuro inmediato de las repúblicas populares desde el estado de las operaciones militares en pleno alto el fuego, la ayuda rusa o las perspectivas de futuro tanto político como económico.
 
 
 
¿Cuáles son los retos más importantes a los que se enfrenta la RPD ahora mismo? ¿Qué obstáculos dificultan su estatus como estado?
 
Definitivamente, la guerra es el mayor reto que tenemos hoy en día. Nunca quisimos la guerra. Nuestro único deseo era tener una vida tranquila y en paz, trabajar y educar a nuestros hijos. Pero no podíamos aceptar el golpe de Estado inconstitucional que se produjo en Kiev. Pero tampoco queríamos un conflicto con esos impostores y sus seguidores. Por eso decidimos distanciarnos e independizarnos de aquellos que querían prohibir nuestro idioma, nuestras costumbres, nuestro honor, nuestros héroes o que celebráramos los días en memoria de lo que amamos. Optamos por la independencia. Por eso miles de personas votaron en el referéndum del 11 de mayo, que nos dio suficientes argumentos para declarar la República Popular de Donetsk independiente de Ucrania. Queremos vivir a nuestra manera y no de la manera que los amos de Kiev o de Washington tratar de dictar. Amamos a Ucrania, pero no podemos aceptar eso en lo que se ha convertido Ucrania hoy en día. Queríamos un divorcio pacífico, pero, por desgracia, vino una guerra.
 
Ahora gente corriente de otras regiones de Ucrania viene aquí a matarnos y no entienden por qué deberían hacerlo. En algún momento de su servicio, se dan cuenta de que aquí no hay ni terroristas ni bandidos, sino gente exactamente igual que ellos: mineros, médicos, profesores. ¿Qué sentido tiene entonces la guerra salvo que se beneficien Poroshenko, Kolomoyski y Obama?
 
¿Qué futuro ve para el país, no solo en términos sociales o políticos, sino también geoestratégicos?
 
En primer lugar, quiero decir que la República Popular de Donets es y seguirá siendo un estado independiente y autónomo. De eso no hay duda y no vemos  otra opción para nosotros, ni ahora ni en el futuro. Hemos adoptado una Declaración de Independencia y otras decisiones parlamentarias para implementarla. Así que cualquier negociación o decisión a nivel internacional en relación con la RPD solo puede verse a través de ese prisma. Y Kiev debe comprender que cualquier otra solución es inaceptable.
 
La revolución y la lucha que hemos empezado y que ahora perseguimos están marcadas por tres ideas principales. La primera es la vuelta al mundo ruso, a la vida comunitaria. Somos gente de espíritu y de ideas comunitarias. Otros han intentado, y siguen intentando, atraernos hacia el liberalismo, hacia una sociedad individualista dominada por el beneficio personal y la supervivencia del más fuerte. Al margen de nuestro origen étnico, somos rusos. La gente piensa en términos de comunidad tanto en Donbass como en Rusia, lo llevamos en la sangre, en nuestros genes.
 
La segunda idea es que rechazamos la ley de la oligarquía, porque el poder del capital representa la dominación de la mayoría por parte de una ínfima minoría, lo que lleva a la esclavitud, a una mentalidad distorsionada y a divisiones entre el pueblo. El gobierno de la oligarquía lleva al fascismo.  Al menos es lo que ha pasado en Ucrania. Y la tercera idea es recuperar la relación de amistad completa e integrada con Rusia.
 
Entendemos que a Rusia le interesa tener un país amigo y estable en su frontera occidental. Es comprensible. Tampoco es nuestra intención exportar nuestra revolución a las zonas vecinas de Ucrania en las que la población aún no ha despertado y no se han dado cuenta de que no pueden continuar como hasta ahora. Pero si un día nos piden que les asesoremos, compartiremos nuestra experiencia.
 
¿Cómo es posible que las fuerzas de Donetsk y Lugansk, que combinadas suman la mitad de efectivos, derrotar al ejército de Kiev? ¿Cómo es posible que las tropas ucranianas se encontraran en tantas calderas en un espacio tan limitado?
 
En primer lugar, la moral de nuestros soldados es un aliado importante, que da a nuestras tropas una ventaja sobre el enemigo. Nuestra guerra es justa, nos estamos defendiendo contra un acto de agresión. La guerra que se ha declarado contra nosotros es depredadora. Dice que luchamos tres contra uno, pero nuestros comandos militares saben que el ejército republicano puede tener éxito en el campo de batalla incluso contra un ejército cinco veces superior en número.
 
Muchas veces, los soldados ucranianos enviados a Donetsk no quieren oponerse a su propia gente. Deje que le ponga un ejemplo. Pasó en Krasnoarmeisk. Me llamaron por teléfono en mitad de la noche unos soldados ucranianos que se habían aproximado a la ciudad en dos blindados. Me dieron su posición exacta y pidieron que los tomáramos como prisioneros. Primero pesé que era algún tipo de trampa y que en realidad no se querían entregar. Pero me explicaron que tenían esposa e hijos en Kirovgrad y que les habían advertido de que si se negaban a luchar, sus familias sufrirían represalias. No querían luchar, pero tampoco querían dejar expuestas a sus familias. Ser prisioneros de guerra les daba una salida honrosa.
 
Y ahora quiero decir unas palabras sobre la asistencia rusa. Las autoridades y la prensa de Kiev, y también algunos políticos occidentales, dicen que recibimos ayuda de Moscú. La única forma de ayuda rusa a nuestra lucha es ayuda no-militar a las áreas donde hay peligro de desastre humanitario. También recibimos asistencia de otros países. Llega ayuda humanitaria de Portugal, Francia, Grecia. Si no fuera por esta ayuda, tendríamos serias dificultades para dar de comer a nuestra gente y asegurar su supervivencia.
 
También tenemos un buen número de personas que se han tomado en serio la lucha contra el fascismo y se han unido a nosotros en la lucha. Además de ciudadanos rusos, hay voluntarios de otros países como Grecia, Serbia, Francia o España. De Rusia llegan principalmente hombres con experiencia militar previa, algunos de ellos profesionales de alto nivel. Rusia se beneficia de un abastecimiento de individuos bien entrenados y un sistema de preparación y una doctrina militar a todos los niveles. Se tratan todos los temas relacionados con la guerra en literatura disponible para el público y la prensa en Rusia. Jóvenes exmilitares han venido a defender al mundo ruso, a proteger lo que es, en realidad, la frontera rusa. Este apoyo experto ha sido instrumental a la hora de dar a nuestras fuerzas capacidad para contraatacar.
 
Ahora que se pueden contabilizar las pérdidas, vemos que una parte sustancial del equipamiento del ejército ucraniano ha sido destruido o capturado por las fuerzas rebeldes. ¿Cómo pueden las autoridades pensar que tiene opciones de éxito?
 
Las autoridades de Kiev dependen de la asistencia de sus patrones occidentales. Se oye que algunos tanques Leopard han entrado en territorio ucraniano. Puede que los veamos pronto. Esta información está por verificar, pero nuestra inteligencia dice que es cierto.
 
Se oyen informaciones que hablan de presencia de mercenarios extranjeros en los rangos ucranianos y oficiales de inteligencia extranjeros. ¿Puede confirmas esa información?
 
Es cierto. Sabemos que se han montado ejércitos privados para luchar contra la República Popular de Donetsk. El señor Kolomoyski es dueño de uno de ellos. Formó sus batallones privados con su dinero y los sigue financiando. Les ayudan asesores extranjeros y están virtualmente fuera del control del Gobierno central. También hay compañías de defensa privadas, de Estados Unidos, Polonia, Francia o el Reino Unido. Es interesante que haya ciudadanos franceses participando en la acción tanto en el lado del Gobierno de Kiev como en el de la República Popular de Donetsk. Muchos de los voluntarios han servido en sus países. Los 15 chicos franceses de nuestro ejército vinieron a nosotros porque odian el fascismo. Están seguros de que el fascismo se está levantando en Ucrania y tiene que ser aplastado. Hemos tenido una charla. Me contaron que de vez en cuando hablan con sus antiguos colegas franceses que ahora están con los batallones de Kolomoyski. Les pagan bien por hacer lo que hacen en Donetsk. Están en esta guerra por dinero, porque esperan buen dinero por estar en la lucha. Y Kolomoyski cumple. Así que hablan entre ellos y hacen la guerra entre ellos. Hay mercenarios extranjeros que controlan nuestro aeropuerto. Hemos capturado a muchos de ellos: polacos, estadounidenses e incluso francotiradoras de los países bálticos. Son unos cuantos.
 
Puede haber disturbios en Ucrania este invierno. ¿Cuál sería la postura de la República Popular de Donetsk si hubiera una revuelta popular?
 
Es posible, si se quedaran sin el carbón de Donbass y el gas ruso. En la presente situación, se presenta un invierno duro para Ucrania. Nosotros también lo pasaremos mal, pero al menos contamos con cierto trato preferente de Rusia, al menos en lo que respecta a la distribución del gas.
 
Con respecto a la posibilidad de una revuelta popular en regiones occidentales de Ucrania, muchas veces se nos han aproximado comandantes del otro lado. Cinco veces en total, no directamente, sino a través de intermediarios. Nos dicen “vamos a darles, vosotros desde vuestro lado, nosotros desde el nuestro”. Ellos tampoco necesitan este tipo de gobierno. Pero cuando dicen que tenemos que dar un empujón, nosotros ya hemos hecho nuestra parte. Nuestro objetivo político ya se ha conseguido y ahora nos fijamos en el aspecto militar. Y no vemos ningún paso por su parte. La población sigue hibernando. De momento, mientras les mantienen en silencio, no están dispuestos a dar ningún paso. Pero despertarán. Ya hay algún ejemplo. Tenemos unos 200 hombres de Dnipropetrovsk que están formando su propia Brigada Dnipropetrovsk. Odian vivir en el régimen de Kolomoyski. Dicen que están dispuestos a moverse y hacer en su territorio lo mismo que estamos haciendo aquí en Donbass. Tenemos hombres que vienen de Jitomir, Odessa, Nikolaev y zonas alrededor de Kiev. Vienen a nosotros, reciben entrenamiento militar y adoctrinamiento y después están listos para volver.
 
¿Hay gente en Donbass que apoya al Gobierno de Kiev y sus políticas proamericanas? ¿Cuál es su actitud? ¿Tratan de sabotear a las repúblicas?
 
Sí, hay gente así. Por ejemplo, en el referéndum el 89% de  la población votó por la independencia. Unos 200.000 votaron en contra. Muchos no votaron. Muchos de ellos han abandonado Donbass para ir a Kiev o Dnipropetrovsk. Un total de algo más de 200.000 personas. Eso contra las más de 500.000 que han buscado refugio en Rusia. Los que se han quedado no muestran ninguna resistencia. Y hacen lo correcto para no provocar a la mayoría, considerando el ambiente, la guerra civil y las víctimas que se está cobrando.
 
Mariupol, un puerto clave en la costa del mar de Azov, está ahora rodeado por la resistencia popular. Es un centro para la distribución del gas hacia la República de Donetsk, importante para crear una ruta de suministro menos problemática. ¿Qué solución puede haber para este y otros focos de resistencia ucraniana con el alto el fuego en vigor?
 
Mariupol es importante para todos porque el transporte ferroviario no está, en general, operativo. Las rutas marítimas y fluviales cobran un papel importante. El suministro de energía y plantas térmicas por tierra sería problemático. Mariupol también es importante para Donetsk y Lugansk como puerto de acceso de las rutas de comercio internacional. Nuestras fuerzas habían rodeado Mariupol, pero algunas zonas aún nos dan problemas. Podemos avanzar en algunas zonas, pero cedemos terreno en otras y tenemos que luchar para recuperarlas. La situación alrededor de Volnovakha es complicada. Mariupol está fuertemente disputada. Es un objetivo importante para todos. Por ahora, estamos trabajando en ello. Tenemos que asegurar las rutas de suministro hacia Mariupol- esperamos poder hacerlo con una combinación de tácticas militares y negociación. Debe comprenderse que Mariupol es tan importante para nosotros como Donetsk.
 
En cuanto a las bolsas de  unidades ucranianas aisladas, hay dos de ellas al sur de la línea Donetsk-Shakhtaersk-Snezhnoye. Sus rutas de suministro están cortadas, así que vemos soldados ucranianos que cruzan la frontera rusa o se rinden para poder ser intercambiados como prisioneros de guerra. Por eso tenemos más prisioneros de guerra que Kiev. En esa zona, Kiev solo tiene a su disposición grupos aislados incapaces de ofrecer resistencia alguna. Las unidades al norte de Shakhtaersk, en el triángulo de Debaltsevo-Kirovskoye-Shakhtersk y en la zona hacia Krasny Luch, sí que disponen de una fuerza y equipamiento sustancial. Solo están parcialmente rodeados y tienen rutas de suministro. Estas unidades son peligrosas porque por el momento no disponemos de fuerza suficiente para rodearlas. Hay problemas en los alrededores de Gorlovka y Yenakievo. Esperamos que, si el enemigo ataca, pueda ser capaz de abrir un hueco que deje separados Donetsk y Lugansk.
 
¿Cuál es su  visión para el Estado y cuáles deberían ser sus fundamentos?
 
Esta sería una conversación larga. Para ser breve, seríamos una economía orientada a lo social, con una mezcla de propiedad pública y privada de los medios de producción, con el gobierno como regulador de la economía. El sector privado dominaría algunos sectores de la economía, como el de la alimentación, el comercio y los servicios. Los sectores estratégicos estarían bajo dominio público, lo que evitaría que tuviéramos que rogar a los oligarcas que compartieran parte de sus beneficios. Especialmente conociendo su tendencia robar y a esconder sus beneficios. Es un fenómeno global. Siempre apoyaremos la iniciativa de la pequeña y mediana empresa, así que deberíamos tener un modelo intermedio, un gobierno que controle la economía. Me gusta el modelo bielorruso. Otro modelo podría ser el de China, un modelo de propiedad mixta en el que la economía está estrictamente controlada por el Partido Comunista.
 
No queremos copiar y pegar lo que hacen otros. Queremos ser parte de la paz rusa. Pero cada país tiene que buscar su propio modelo económico diferente del resto. Pero hay una cosa clara: tenemos que estar juntos. Sí, podemos tener diferencias en cuanto al gobierno o a la línea ideológica. Pero la clave es seguir juntos en una comunidad.
 
 
 

Análisis político y militar del alto el fuego en Donbass



¿Qué puede ocurrir a partir de ahora?

Autor: Jeb Stuart

Traducción de Nahia Sanzo



Este análisis trata de considerar la situación actual en de las fuerzas opuestas en Donbass ­y prever hacia dónde pueden ir los acontecimientos a partir de aquí. La evaluación de la situación se basa principalmente en el mapa de hostilidades del 15 de septiembre, con lo que puede haber algunos detalles que hayan quedado desfasados.
 
La situación general
 
En parte por la gran difusión de fotografías de miembros de los batallones punitivos ucranianos con insignias nazis y por los informes de atrocidades contra civiles, voluntarios de todo el mundo se han presentado para apoyar la causa de Novorossiya, con lo que el número de voluntarios ha aumentado considerablemente en agosto y septiembre. Eso ha emparejado las fuerzas, lo que ha modificado significativamente las posibilidades, que inicialmente estaban muy de cara del bando ucraniano.
 
A lo largo del mes de agosto, las fuerzas ucranianas perdieron varias brigadas y más de un centenar de carros blindados de combate y piezas de artillería por la insistencia de penetrar excesivamente en zonas controlada por las milicias con el objetivo de rodear Lugansk. En lugar de rodear la ciudad, fueron ellos los que se encontraron rodeados en pequeñas bolsas o “calderas”, término referidos a la batalla de Kursk en la Segunda Guerra Mundial. En la “caldera” u “olla”, las fuerzas armadas que avanzan son retrasadas y paralizadas por las defensas enemigas, que pasan a rodearlas por la retaguardia y a cortar sus vías de suministro. Las Fuerzas Armadas de Novorossiya (NAF) procedían entonces a machacar con artillería a los batallones cercados, con lo que el fuego directo podría o destruirlas o hacer que se quedaran sin munición y tuvieran que entregarse.
 
Varias unidades ucranianas seguían cercadas en calderas dentro del territorio controlado por las milicias en el momento en que se firma el alto el fuego. A día 12 de septiembre, aún seguían en esas posiciones.
 
Informes del frente indican que Ucrania dispone actualmente de unos 40.000 combatientes, mientras que hay unos 32.000 combatientes en NAF, formadas por una mezcla de residentes de Donbass y varios miles de voluntarios, muchos de ellos veteranos del Ejército Ruso.
 
Teniendo en cuenta que la doctrina militar requiere una ventaja numérica de 3:1 en caso de ataque, Kiev ha perdido la superioridad necesaria para conseguir una victoria decisiva por la fuerza.
 
Las fuerzas ucranianas se han retirado hacia un arco defensivo al norte de Lugansk, rodeando Mariupol en el Mar de Azov y están ahora atrincherándose.
 
En los tres meses previos, la principal estrategia “punitiva” de las tropas ucranianas en la llamada operación antiterrorista era forzar a la población civil a la sumisión destruyendo las ciudades con el uso de artillería. A 22 de septiembre, Kiev ha retirado su artillería 20km por detrás de la línea de defensa, fuera del alcance de centros urbanos de Donbass
 
El frente sur
 
En la semana anterior a  la firma del alto el fuego, NAF logró abrir un segundo frente al llegar al mar de Azov, asegurando la ciudad de Novoazovsk y estaba de camino a capturar el puerto de Mariupol. Pero las razones que alegó la prensa para la apertura del segundo frente son, en general, equivocadas.
 
La principal motivación para esta acción no era ni la necesidad de recibir suministros por la vía marítima ni la necesidad rusa de abrir un corredor terrestre a Crimea. Se puede afirmar que el principal suministro viene de voluntarios, donaciones y el famoso “voentorg” a través de una frontera porosa con la Federación Rusa. El acceso al mar de Azov no ofrece así ventaja alguna en términos de suministro. Y NAF no dispone de fuerzas navales a las que suministrar.
 
Rusia tampoco necesita ni desea un corredor terrestre hacia Crimea a través del sur de  Ucrania, tal y como ha especulado la prensa occidental. El puerto de Sevastopol es más eficiente para reabastecer a Crimea que una ruta de cientos de kilómetros a través de territorio hostil. Incluso en términos de transporte terrestre, el ferry de Kerch da acceso a Crimea directamente desde la Rusia territorial sin necesidad de transitar por territorios disputados. Se espera que Rusia complete en el plazo de un año el puente sobre el estrecho de Kerch, por lo que la idea de buscar un acceso por tierra a Crimea no es más que especulación equivocada de la prensa.
 
El objetivo principal de la ofensiva hacia el mar de Azov busca asegurar el flanco del sur de una forma similar a la “carrera hacia el mar” tras la Batalla de Fronteras en la Primera Guerra Mundial.
 
Con el flanco sur anclado en el mar y suficientes tropas, las Fuerzas Armadas de Novorossiya estarían en buena posición para llevar al frente hacia el río Dnieper en los próximos meses o aguantar la línea del frente en caso de ofensiva ucraniana. A pesar de esto, NAF no dispone en este momento ni de las fuerzas ni el equipamiento necesario para avanzar hacia el oeste.

El frente norte

La Brigada Fantasma comandada por Alexey Mozgovoi defiende el frente norte. Sus objetivos principales son, por el momento, impedir que el Ejército Ucraniano recupere posiciones de artillería desde las que fuera capaz de seguir bombardeando los centros urbanos de Donetsk y Lugansk. Sigue siendo importante impedir que las fuerzas ucranianas puedan abrirse camino hacia los batallones cercados en Zhdanovka, lo que dejaría aislada y rodeada a Gorlovka.
 
Punto de inflexión
 
Ni Kiev ni las repúblicas populares tienen las fuerzas necesarias para lograr una victoria militar completa. Está por ver si fuerzas extranjeras tendrían la capacidad de inclinar la balanza hacia uno u otro bando.
 
Kiev ya ha lanzado a sus mejores fuerzas y equipamiento en esta desastrosa “operación antiterrorista” entre mayo y septiembre. Las unidades profesionales han sido ya sustituidas por la segunda y tercera movilización de hombres, y ya chicos y mujeres, sin el entrenamiento necesario. La baja moral de las tropas  ucranianas se hace evidente al ver cientos de soldados ucranianos, incluso unidades enteras, que han depuesto las armas y han huido a Rusia para entregarse. Las Fuerzas Aéreas Ucranianas han perdido más de una docena de aeronaves por la defensa antiaérea rebelde, con lo que ha perdido la superioridad aérea en el territorio en disputa.
 
Se ha rumoreado que algunos países miembros de la OTAN han comenzado a abastecer a Ucrania con nuevas armas. Incluso en ese caso, poner nuevas armas en manos de reclutas desmoralizados no parece una buena forma de mejorar la situación para Ucrania de forma sustancial.
 
Ucrania ha presentado una buena cantidad de batallones voluntarios, famosos por haber atraído a voluntarios neonazis de Escandinavia y Europa occidental. Pero estos voluntarios motivados por su ideología radical no parecen ser veteranos de combate, por lo que el batallón Azov ha sufrido una serie de derrotas humillantes, incluyendo la muerte de algunos voluntarios a los que se había dado notable publicidad.
 
Sin la intervención de la OTAN, no parece que Ucrania pueda ser capaz de reagrupar una fuerza de combate capaz de dar un golpe decisivo para ganar la guerra. El objetivo de Poroshenko al afirmar que Rusia había invadido Ucrania era precisamente que la OTAN aportara fuerzas sobre el terreno. El reciente discurso ante el Congreso de Estados Unidos solo aumentó su desesperada petición de intervención directa de Estados Unidos.
 
Las Fuerzas Armadas de Novorossiya
 
Los voluntarios que inundan los rangos de las Fuerzas Armadas de Novorossiya son, fundamentalmente, veteranos de combate que creen en la causa y han acudido a prestar su ayuda a sus “hermanos”. La mayor parte de ellos proviene de los países de la Confederación de Estados Independientes, aunque también hay voluntarios occidentales. Recientemente se ha conocido la presencia de veteranos franceses, que se han unidos a la lucha contra los nazis y que representan las ideas igualitarias de la Revolución Francesa.
 
El combatiente tipo es un soldado con experiencia y determinación para ganar. NAF cuenta también con el apoyo de gran parte de la población civil, tanto en el territorio como en regiones vecinas. Kiev teme que la rebelión pueda extenderse hacia otras áreas cercanas y se comenta que ha enviado a escuadrones punitivos de Sboboda a las áreas del sudeste para aterrorizar a la población y prevenir así cualquier amago de rebelión. Aun así, esta táctica puede resultar contraproducente y alienar más aún a esa población.
 
Los éxitos recientes de NAF al usar tácticas de guerrilla, se puede esperar el envío de unidades de sabotaje y reconocimiento SRG a esas provincias vecinas para reclutar y entrenar a fuerzas milicianas en un intento de extender Novorossiya desde Lugansk hasta Odessa.
 
Uno de los requerimientos necesarios para una guerra de guerrillas con éxito es disponer de un refugio en un país fronterizo desde el que operar y reabastecerse con libertad, teniendo en cuenta que las fuerzas armadas no pueden enfrentarse a esa guerrilla al otro lado de la frontera sin causar un incidente diplomático. Hay ejemplos como el del Viet Cong y su uso de Laos o Camboya, o los Peshmerga Kurdos, que operan desde Siria, Irak, Turquía o Irán.
 
Usando la guerra de guerrillas, Novorossiya puede ser capaz de conseguir su objetivo de la independencia para un territorio más amplio, siempre que Rusia siga permitiendo que se reabastezcan en su territorio.
 
Conclusiones políticas
 
El número de escaramuzas y batallas que se han producido desde el anuncio del alto el fuego dejan claro que Kiev pretende aprovecharse de este tiempo para reforzar sus posiciones, rescatar unidades rodeadas y suplicar ayuda militar internacional. Poroshenko ha admitido públicamente que Ucrania no puede ganar esta guerra por lo militar. Pero su estrategia diplomática deja en evidencia su plan de ganar por duplicidad lo que no puede ganar en el campo de batalla. Ya ha afirmado que no tiene intención de dar a las provincias separatistas la autonomía política que demandan.
 
En lugar de eso, la reciente ley para la región de Donbass parece crear para la región una especie de dictadura militar o ley marcial en unos términos apropiados para subyugar al enemigo derrotado, por lo que no es de esperar que las regiones a las que no se ha derrotado se acoplen a dichos términos salvo que estas sean traicionadas por líderes de voluntad débil.
 
En esta situación, favorece a las Fuerzas Armadas de Novorossiya acepar la línea de alto el fuego que los diplomáticos rusos tratan de marcar con tinta, lo que congelaría el conflicto. El acuerdo de Minsk nombra una zona desmilitarizada de 30km a lo largo de la línea de demarcación. Puede que esto sea bueno para las repúblicas populares, ya que mantiene la artillería ucraniana lo suficientemente alejada para no poder bombardear Donetsk o Lugansk. Las repúblicas  ya son independientes de facto, aunque Kiev no lo haya reconocido aún.
 
Poroshenko no puede ganar con su ejército y lo sabe, aunque aún no ha admitido la derrota. El alto el fuego ha dado a Poroshenko margen de maniobra en la negociación. Se puede esperar que Kiev trate de comprar o eliminar a los líderes de las repúblicas populares para conseguir con tretas políticas lo que no ha conseguido en el campo de batalla.
 
El alto el fuego
 
A pesar de que el alto el fuego ha estado acompañado de escaramuzas y fuego de artillería de ambos bandos, se espera que Rusia se tome en serio el acuerdo, ya que da un marco legal sobre el que negociar la autonomía o la independencia de Donbass.
 
A pesar de haberse opuesto a la secesión de Donetsk y Lugansk, Rusia es víctima de las sanciones de Occidente. El fuerte apoyo popular ruso al movimiento de Novorossiya hace imposible para Putin abandonar a su suerte a su propia gente, por lo que Rusia apoya, de forma extraoficial, a las repúblicas populares, permitiendo el movimiento de voluntarios y material a través de la frontera, acumulando donaciones y reclutando y entrenando a los nuevos voluntarios en su territorio.
 
Aunque no pretende parecer neutral, las acciones rusas no suponen una invasión de la misma manera que no lo fueron las acciones chinas en Vietnam del Sur durante la guerra de Vietnam. Es cierto que Rusia hace posible que las Fuerzas Armadas de Novorossiya libren su batalla para defender su territorio, pero ningún observador neutral cree que tropas regulares rusas hayan entrado en territorio ucraniano.
 
¿Por qué Kiev no ha admitido la derrota?
 
Aunque el ejército haya sufrido una dura y humillante derrota en el campo de batalla, Poroshenko se encuentra entre la presión de la OTAN, Estados Unidos y la presión de los créditos del Fondo Monetario Internacional, que le presionan para buscar una solución final al conflicto. Antes del desastre militar de principios de septiembre, Poroshenko no había hecho intento alguno de negociar una salida con las provincias separatistas y había optado por aplastar militarmente la rebelión.
 
La derrota de las fuerzas ucranianas en la contraofensiva de las repúblicas populares ha forzado a Kiev a la mesa de negociación, pero aún no está listo para hablar de autonomía o independencia para Donbass. Esta actitud intransigente deriva de numerosos compromisos relacionados con los créditos del FMI y los paquetes de ayuda financiera occidental, que requieren que Ucrania no ceda territorio alguno y que acabe con la rebelión. Sin este apoyo de Occidente, Poroshenko se habría visto obligado a negociar hace ya muchas semanas.
 
Es complicado que el conflicto acabe hasta que se dé uno de los siguientes escenarios:
  1. Estados Unidos y la Unión Europea pierden la voluntad política de seguir apoyando al régimen de Kiev, abandonando a Poroshenko a su suerte en términos económicos. Este escenario sería posible si el dólar perdiera su hegemonía como reserva internacional.
  2. Traición de los líderes de las repúblicas populares, que negocian con Kiev unos términos que equivalen a la capitulación.
  3. La creación de unidades de guerrilla en otras provincias  obligan a Poroshenko a dejar ir a Donbass para mantener el control en el resto del territorio.
  4. Intervención militar de la OTAN que obliga a Rusia a entrar en el conflicto de forma directa.
  5. Ucrania rechaza a la junta en las elecciones de octubre.
  6. Desesperación de Kiev ante la ausencia de gas en invierno.
La llegada del invierno puede obligar a Kiev a negociar a la baja para evitar que el frío provoque una revuelta entre la población. El tiempo corre a favor de Rusia y de las repúblicas populares de Donbass. Únicamente necesitan aprovecharse del alto el fuego para reforzar sus posiciones defensivas, asegurar víveres y refugio para la población civil y esperar a que el frío obligue al enemigo a arrodillarse.

Fuente: http://slavyangrad.es/2014/09/27/analisis-politico-y-militar-del-alto-el-fuego-en-donbass/

martes, 30 de septiembre de 2014

Acto del Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista sobre Ucrania






El Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista organizamos una charla y contamos con la presencia de Alberto Cruz que es periodista, escritor, especialista en cuestiones geoestratégicas y que tiene amplios conocimientos sobre la situación que se desarrolla en Ucrania.
 
La charla sirvió para conocer mejor la situación actual y para denunciar las masacres que la Junta y su ejército fascista, apoyados por la organización terrorista OTAN, están cometiendo en el sudeste ucraniano. También sirvió para denunciar la manipulación informativa sobre el conflicto que se desarrolla en Ucrania, incluso de algunos medios que se dicen "alternativos".
 
En la charla también se abordo los intereses geopolíticos que hay en juego en el conflicto de Ucrania y que intereses defiende cada una de las partes.
 
Al finalizar la exposición de Alberto Cruz hubo un turno de preguntas y debate que conto con bastante participación.
 
 

domingo, 28 de septiembre de 2014

La historia se repite a si misma: Novorrusia

 
Original Pravda.ru
Autor: Gaither Stewart
 
Traducido por Luis López
 
 
Se ha dicho que una nación es simplemente el cuerpo espiritual que un pueblo adquiere durante el curso de su historia.
 
Novorrusia o Nueva Rusia, tan ausente en los medios de comunicación convencionales y tan presente en las fuentes alternativas de noticias, se cree popularmente que es una cuestión pasajera, simplemente un nuevo nombre creado (de nuevo) para efecto de las Milicias locales del sureste de Ucrania que hoy combaten y vencen al Ejército Regular Ucraniano que invade sus territorios. De este modo, el pueblo de Novorrusia también está destruyendo el sueño americano del presidente Obama. La verdad es que la gente de esta región está estrechamente vinculada a la historia de sus tierras.
 
De acuerdo con Alexander Zakharenko, comandante de campo y Primer Ministro de la República Popular de Donetsk (RPD) en el sureste Ucraniano hablando en una conferencia de prensa reciente, los invasores de Ucrania Occidental corren o se rinden al primer disparo. Las tropas financiadas por los americanos, reclutados a la fuerza por el Estado títere en la capital Kiev, simplemente no están a la medida de los combatientes del Sureste Ucraniano que están defendiendo sus tierras, sus ciudades y sus aldeas, y sus familias. El punto es que las tropas regulares están desmotivadas y asustadas y quieren regresar a sus hogares en Ucrania Occidental. Además, muchos soldados Ucranianos no quieren disparar contra sus compatriotas. Por lo tanto, o bien se unen a los denominados separatistas de la RPD, o huyen.
 
La gente siguiendo el ataque instigado por los EE.UU a las ahora adecuadamente armadas y experimentadas milicias de las Repúblicas de Donetsk y Luganks por las tropas del régimen títere de los Americanos instalado en Ucrania después de un derrocamiento ilegal del gobierno y de un “cambio de régimen” en Kiev, se sorprenderán al saber que Novorrusia ha sido el nombre del territorio al norte del Mar Negro por más de 200 años, muchos años antes de la invasión napoleónica de Rusia. Desde que la Rusia Zarista anexo el área luego de terminada la guerra Ruso-Turca en 1774, el área ha sido conocida como Novorrusia. Ya en el siglo XVIII Rusos, Ucranianos, Alemanes, incluso algunos Italianos, y una mescolanza de otros pueblos colonizaron la región y establecieron las grandes ciudades como las hermosas Odessa y Donetsk, ahora la capital de la República Popular de Donetsk.
 
El tiempo paso. La situación se alteró. Mucho paso en esta área entre la Guerra Crimea (1853-55) y hoy: intervenciones occidentales en Rusia, la invasión de la Alemania Nazi y su derrota en la Segunda Guerra Mundial, sanciones contra Rusia en estos días, y la envidia no disimulada de de Occidente por el espacio Ruso, un sexto de la superficie de la tierra y sus recursos naturales,
 
A los ojos de los historiadores, la historia de las relaciones de Occidente con Rusia se ha repetido continuamente a sí misma desde las décadas de 1800 en las de 1900 y en 2000. Esas repeticiones, por ejemplo la tradición de intervenciones aliadas en Rusia, no son el aspecto más inspirador de lo que pasó una y otra vez en nuestro mundo. Un historiador de la cultura Rusa, Vladimir Weidlé, a quien una vez entrevisté en Roma, dijo que el “Mundo Eslavo-Ortodoxo nunca será de la Europa Romano-Germana” porque sus respectivas herencias desde el comienzo fueron diferentes. Afirmó que no había una sola Europa, sino dos Europas, desunidas pero como de un extraño al otro así como  el mundo Árabe de China.
 
Esta división entre EE.UU/Europa Occidental y Rusia asciende a un cisma absoluto. Ese cisma ha fomentado por una parte, los celos y envidias del uno y el otro. Y por otra parte el cisma extrañamente ha creado un sentido de superioridad en los Europeos Occidentales y Americanos vis-à-vis Rusia. Una especie de celo misionero infecta los EE.UU para acabar con el socialismo que en la vista de los neoconservadores aun sigue vivo en Rusia, que a su vez, es la “infección” que ha llevado a algunas de las intervenciones militares Occidentales en Rusia.
 
Por tres siglos Occidente ha asaltado a Rusia con regularidad, con intervalos de al menos 50 años, siempre buscando contenerla, conquistarla, explotarla y destruirla.
 
Sin embargo, la realidad es que Rusia no es Oriental, pero parte de Europa, en este caso,  una Europa del Este. A pesar de las influencias Árabes en Europa, Cervantes, señalo Weidlé como ejemplo, no era un Moro, así como Pushkin no era Mongol. De la misma manera tras los siglos de ocupación Tártara de Rusia, así mismo Lenin con su cara de Mongol no era un Tártaro. Sin embargo, hoy los ojos de Rusia se han vuelto hacia el Este debido a la presión de Occidente.
 
Aun así, la situación geográfica de Rusia ha señalado el camino de su expansión y la forma misma del imperio, pero no en la dirección que su desarrollo cultural ha tomado. Weidlé cree que la invasión de Rusia por los Tártaros Asiáticos cambió las raíces mismas de Rusia, sin embargo, tales elementos no Europeos realmente no pertenecen a su historia sino a la materia prima de su naturaleza. El lenguaje Ruso muestra ciertas analogías a los lenguajes Turco-Tártaros; Pero el Ruso se desarrollo del Griego, al que se le añadió la influencia literaria de los lenguajes de Europa Occidental. Las influencias asiáticas que aparecieron de vez en cuando en Rusia hasta el momento han sido fugaces. Aquí, de nuevo su importante posición geográfica en el mapa asume un importante valor histórico.
 
Cuando el Zarismo se derrumbó finalmente en el Siglo XX, este había aplastado un movimiento revolucionario tras otro durante la mayor parte del Siglo XIX. Trotsky escribió en su autobiografía, Mi Vida, que “Los mejores elementos de esa generación se gastaron en el fuego de la dinamita” (esto es, en el fuego del terrorismo revolucionario). El Zarismo cayó por el continuo esparcimiento de la fiebre revolucionaria a través de Rusia y las presiones de la Primera Guerra Mundial  y las grandes pérdidas que Rusia sostuvo. De hecho, fue la fuerza de la historia del capitalismo Europeo y la Revolución Rusa que lo cambió todo en Rusia.
 
En 1918, la región de Novorrusia —donde las batallas entre las milicias locales y el Ejército Regular Ucraniano han estallado desde Mayo —fue incorporada por el nuevo gobierno Soviético a Rusia, el cual eventualmente transfirió el territorio a la República Socialista Soviética Ucraniana. Esto fue un movimiento puramente administrativo, porque no cambió nada desde que Ucrania era parte integral de la URSS. Luego, tras el colapso el término Novorrusia empezó a ser usado nuevamente en las convocatorias por la independencia de la región, incluyendo la rica Donbass con su gran mayoría Rusa que corresponde a la histórica área de Novorrusia en el actual Sureste Ucraniano. (El mapa acompañando esta pieza muestra claramente los bordes de Novorrusia con Rusia y la península de Crimea recientemente anexada por Rusia.)
 
Nueva Rusia en tiempos del Imperio ruso (1897)
 
Hay que tener en cuenta que las fronteras del mundo Ruso se extienden significativamente más allá de las fronteras de la Federación Rusa. Hay Rusia y “La Gran Rusia” de la misma manera en que nuestras ciudades consisten de la ciudad propiamente dicha y las áreas metropolitanas aledañas.  Por ejemplo, hay París —la ciudad propiamente dicha —y la Gran París, que incluye regiones que se extienden en todas las direcciones en torno a la Plaza de la Concordia.
 
Como un ejemplo de la Gran Rusia, en una entrevista de 1944, el líder del estado de la Socialista/Comunista, Ruso-Parlante Transnistria, un estado separatista de Moldavia, también limitante con Novorrusia, dijo que este estado era “una parte inalienable de de los estados Rusos de las regiones del Sur”, incluyendo también la ciudad de Odessa, Crimea, y otros estados Ucranianos, todos los que juntos hacían parte  de la histórica región de Novorrusia. Dimitry Trenin del centro Carnegie de Moscú escribió en 2003 que algunos académicos rusos habían discutido nuevamente la idea de formar un estado pro-Ruso de Novorrusia en el Sureste de Ucrania como una respuesta al Drang Nach Osten (empuje hacia el este) de los EE.UU —incluyendo su deseo de llevar Ucrania a la OTAN y la ocupación de las áreas colindantes con Rusia.
 
El antiguo Imperio Ruso fue vencido finalmente por la historia. Luego, la URSS también se derrumbó a causa de las presiones económicas de Occidente capitalista durante la Guerra Fría, especialmente las dislocaciones intencionales por la constante carrera armamentista.
 
Hoy, el autodenominado Estado Federado de Novorrusia es una confederación de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luganks. Sin embargo, no reconocido internacionalmente, ambas son estados separatistas reclamando independencia de Ucrania. La extensión prevista del estado probablemente un día abarque no solo las áreas administrativas Ucranianas de Donetsk y Luhanks, (en Ruso Luganks), sino también las actuales ciudades Ucranianas y áreas aledañas de Kharkov, Kherson, Odessa, Zaporrizhi y Dniepropetrovsk así como la Ruso-parlante República de Transnistria. Todas estas áreas que los EE.UU/OTAN amenazan bordear con Novorrusia.
 
La Guerra Fría, y el consecuente incremento del gasto de defensa debido a la imposición de la carrera armamentista de los EE.UU, fue una carga extraordinaria sobre la economía Soviética. Esto atrofio su habilidad para “entregar los productos”, los frutos de la revolución para el ciudadano común, con lo que “probaron”, como los Estadounidenses afirmaron, que el Socialismo era inferior. Esto contribuyó grandemente a la implosión de la URSS.
 
El territorio de Novorrusia está internacionalmente considerado como territorio soberano del estado Ucraniano. La prensa Occidental escribe sobre un Sureste Ucraniano gobernado por “terroristas” y más aún apoyados por el gran “Satanás” de Rusia, Vladimir Putin. A pesar de la frustración de Washington por no poder llevar Ucrania a la OTAN, sus neoconservadores aún intentan intervenir en Ucrania contra Rusia, someter el movimiento independentista de Novorrusia, y colocar bases militares de los EE.UU/OTAN al estilo Lily Pad a lo largo de las fronteras Rusas.
 
 
 

¿Sigue Actualmente Rusia una Política de Expansión Imperialista? Por Manuel Pérez Martínez, “Arenas”

cuadernillorusiaarenas

Manuel Pérez Martínez
Prisión de Albocàsser
8 Agosto 2014
 
¡Aúpa compañero! ¿Cómo va esa vida? Yo, de moral bien, de vista fatal. Por este motivo voy a tener que hacer un pequeño esfuerzo para satisfacer esa saludable curiosidad que te corroe por dentro. A lo que añadiré también un resumen –muy resumido‒ de algunos textos que responden a esas mismas preocupaciones y preguntas, aunque enfocados desde otra perspectiva y en un tiempo ya lejano.
 
Tendré que ir despacio, a fin de dar descanso de vez en cuando a mis cansados ojos. Comenzaré con la siguiente pregunta:

¿Sigue actualmente Rusia una política de expansión imperialista?

He leído con atención el artículo del camarada Lucio García Blanco que, bajo el título Se agravan las contradicciones interimperialistas, aparece publicado en el nº 70 de El Otro País. Lo primero que me ha llamado la atención ha sido la ligereza con que se exponen, sin citarlas en ningún momento, algunas de las tesis del Partido referidas al desarrollo de la crisis capitalista y de las contradicciones interimperialistas. Esto tiene una pequeña ventaja y un gran inconveniente. La ventaja consiste en que nos exime de toda responsabilidad respecto a determinadas afirmaciones relacionadas con el problema en cuestión. El inconveniente se deriva de la confusión a que pueda dar lugar, al proceder dichas afirmaciones de un miembro destacado del Partido. Por este motivo nos vemos obligados a salir al paso de esa ligera interpretación que hace Lucio, por su cuenta y riesgo, de las tesis “oficiales” del Partido.
 
Entre los acontecimientos que se han venido sucediendo a lo largo de los últimos años, que ponen de manifiesto “el agravamiento de las contradicciones interimperialistas”, el camarada Lucio destaca en su artículo, en primer lugar, los que se están desarrollando actualmente en el Sudeste de Ucrania. Esto está produciéndose en un marco internacional caracterizado por la crisis económica y los sucesivos fracasos militares de los EEUU y el Reino Unido, especialmente en Afganistán, en Irak y en Siria, donde los intereses económicos y geoestratégicos de los EEUU y Rusia, principalmente, han chocado casi frontalmente.
 
Bien, nada tenemos que decir sobre ese análisis que hemos resumido, ya que describe el agravamiento de las contradicciones y la continuación de la guerra que nosotros -el PCE(r)-, fuimos los primeros, (por no decir los únicos), en anunciar y analizar, en sus aspectos más generales, hace más de 20 años. Pero ¿es justo calificar, como lo hace Lucio, la rCartas desde prisión (1 de 2)espuesta rusa al intento de EEUU y de la OTAN de cercarla e incorporar a Ucrania a su órbita, así como la instalación de misiles capaces de alcanzar a Moscú (por no hablar del apoyo logístico, moral y diplomático a Siria), de “respuesta militar agresiva del imperialismo ruso”? ¿nos está permitido situar a Putin, como lo hacen todos los medios de propaganda rastrera, fascista e imperialista española, al frente de un renacido “despotismo asiático”? Identificar hoy a Rusia con un “imperio”, y su política militar preventiva, defensiva, desarrollada en su propio territorio (y en territorios próximos a sus fronteras con mayoría de población rusa), de política “agresiva” y “militarista”, sólo puede servir a la propaganda imperialista de los EEUU y a su estrategia de dominación mundial.
 
Por lo demás, calificar a un nacionalista burgués, como sin ninguna duda lo es Putin, de “déspota”, “fascista” o simplemente de “reaccionario”, no creemos que pueda contribuir a esclarecer la verdad sobre lo que está sucediendo realmente en Rusia. Un nacionalista cuyo origen es la clase obrera, que, según la misma prensa burguesa “tiene el corazón dividido entre la Rusia imperial y la extinta URSS”; que metió en la cárcel a los oligarcas mafiosos,próceres del capitalismo salvaje de los primeros años, tras hundirse la URSS; que llamaba “traidores” a quienes desertaron en la época soviética; que puso fin a la miseria generalizada en que estaba sumido el país cuando alcanzó la presidencia a primeros del año 2000; que en 2005 declaró ante el Parlamento ruso que la desaparición de la Unión Soviética fue “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”… En fin, no parece que este nacionalista pueda estar muy sujeto a los intereses oligárquicos ni pueda tener muy arraigadas las ideas y los sentimientos burgueses.
 
Hoy no cabe discutir de la naturaleza capitalista de la sociedad rusa, así como del carácter de clase burgués del Estado ruso. Sin embargo, no conviene olvidarnos de su origen; es decir, del hecho de haber sido edificado sobre los cimientos del régimen anterior (que no era precisamente un régimen feudal o colonial), algunos de cuyos rasgos conservan todavía, particularmente en las costumbres y en la conciencia colectivista de los trabajadores ¿de qué país capitalista se puede decir lo mismo?
 
Más adelante volveremos a retomar este tema, ya que reviste una enorme importancia para nosotros. De momento nos parece suficiente con lo dicho para remarcar que, confundir o identificar la Rusia actual con el imperio feudal-militar anterior a la revolución socialista, con aquella “cárcel de pueblos y naciones”, y “perro de presa”, guardián de los intereses del imperialismo de los países de Occidente para las regiones de Asia, es el mayor de los disparates que se puede cometer. Para salir de dudas a este respecto, no hay más que reparar en el destacado papel que está desempeñando en la configuración del nuevo panorama económico y financiero mundial de la mano de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), tradicionales víctimas de los imperios occidentales.
 
Para mayor seguridad, recomendamos dar un repaso con un poco de detenimiento a los documentos programáticos y demás materiales editados por nuestro Partido que abordan esta cuestión. Comprobarán que no hay en ellos nada que se pueda prestar a esa torcida interpretación que habla de una vuelta atrás de Rusia a un pasado imperialista –ni siquiera en la forma moderna capitalista, monopolista. Al contrario, en esos textos se ofrece un análisis de la gestación, el nacimiento y el desarrollo de las contradicciones actuales del imperialismo, poniendo el acento en la contradicción “oeste-oeste” por el reparto, precisamente, de Rusia y los demás países ex-socialistas. Se avanzan numerosas ideas y planteamientos teóricos que explican muchos de los fenómenos nuevos que están apareciendo hoy en el mundo, y se anticipan de forma clara y destacada la inevitabilidad del resurgimiento del movimiento comunista y la restauración del socialismo, tanto en Rusia como en otros países.
 
Claro que resulta imposible anticipar la forma y el momento concreto en que habrán de producirse unos acontecimientos de tal naturaleza. No obstante, algo de eso se comienza a vislumbrar últimamente.
 
Lo económico, lo político, lo histórico y lo lógico
 
Para poder desenredar la madeja de las contradicciones que se dan hoy en el mundo, no basta con fijar la atención únicamente en la lucha económica, política y militar entre los grandes Estados y potencias imperialistas. Además de todo eso ha de ser tenida en cuenta la tendencia o corriente histórica así como su lógica interna.
 
Que el conflicto general tiene una raíz económica y persigue objetivos económicos de dominio, que haga posible la continuación (en las nuevas condiciones creadas por el desarrollo de las fuerzas productivas), del progreso de valorización del capital a gran escala, lo pone todos los días de manifiesto la agravación de la crisis económica y financiera, así como la lucha feroz que se ha desatado por los mercados y el control de las fuentes de energías y su comercialización. Ligado a esta lucha económica encontramos la cuestión del dominio militar y geoestratégico, especialmente en el este de Europa, en Oriente Medio y en los grandes espacios de Asia Central y Oriental, que se han convertido en las zonas más calientes del planeta.
 
No obstante, lo que atrae actualmente más la atención es el agravamiento del conflicto político y las tensiones en torno a la guerra del Sudeste de Ucrania y en su repercusión en las relaciones de Rusia con los EEUU y la UE. La crisis política ucraniana viene de muy lejos, por lo que no nos vamos a detener aquí en ella. Ahora, lo que nos interesa destacar es que ha sido la posición de independencia y firmeza que ha adoptado el Estado ruso frente a lasiniciativas guerreras imperialistas de los Estados Unidos en diversas zonas y regiones del mundo, lo que ha desatado la ira arrogante y agresiva de los yanquis contra Rusia, acelerando así el desarrollo de los acontecimientos.
 
Desde luego, este rebrote de la “guerra fría” -como ya han comenzado a llamarla- no tiene el mismo carácter que tuvo en el pasado, ya que Rusia es actualmente un país capitalista. Pero ¿puede ser encuadrado en la categoría de las contradicciones interimperialistas por un nuevo reparto o redistribución del mundo, tal como fue durante la I Guerra Mundial? Recordemos que la II Guerra Mundial, que comenzó como consecuencia de dichas contradicciones, perdió ese carácter desde el momento en el que fue agredida la URSS por la Alemania nazi y las otras potencias fascistas, lo que permitió su alianza con los países capitalistas democráticos. Esto nos advierte, una vez más, de la imperiosa necesidad de analizar, en concreto y por separado, cada guerra, en lugar de generalizar y de ofrecer análisis facilones.
 
Hoy sabemos que tras la caída, en el año 2000, de Yeltsin y su banda, compuesta por ultraliberales de la Escuela de Chicago, de agentes de la CIA y de mafiosos, tanto la dirección de la economía como de la política interior y exterior de Rusia, pasó a manos de un sector que puede ser calificado como representativo de la “nueva burguesía nacional” rusa. Se comprenderá que fuera a partir de entonces cuando comenzaran a manifestarse los desacuerdos y contradicciones de esta nueva burguesía rusa con sus socios y padrinos yanquis. La realidad es que éstos se habían tomado en serio su “victoria sobre el comunismo” y el “final de la historia” y se proponían convertir a Rusia en una colonia o protectorado de los EEUU, y como a tal la habían tratado durante el reinado del nuevo zar Boris Yeltsin y su cuadrilla de mafiosos. Se comprenderá que en las condiciones de la debacle económica, social, política y moral y “geoestratégica” que supuso en los primeros momentos la caída de la URSS, y con la enorme presión militar y psicológica que han estado ejerciendo los EEUU sobre Rusia, a la nueva burguesía de este gran país no le haya resultado fácil hacerse con las riendas del poder y llevar a cabo sus planes de reconstrucción nacional sobre una base capitalista, y menos aún ocupar el puesto de gran potencia al que sin ninguna duda (como toda burguesía que se precie) aspira, siempre que su fuerza económica, política y militar se lo permita.
 
Pero ya hemos visto que no es este el caso, y eso porque, entre otros motivos, ni los yanquis ni las otras burguesías monopolistas-financieras de los demás países imperialistas se lo han permitido; como no se lo permitieron ni a Alemania ni a Japón, tras finalizar la II Guerra Mundial, más que a condición de que se sometieran absolutamente y luego dieran cumplimiento a determinados requisitos, derivados de su responsabilidad en el desencadenamiento de la II Guerra Mundial, así como de su derrota militar. Pero Rusia no ha desatado ninguna guerra imperialista de agresión (de exterminio de poblaciones enteras y de saqueos y destrucciones de enormes proporciones), ni ha sido derrotada en el plano militar por los EEUU ni por ningún otro Estado imperialista. Lejos de eso, como es bien sabido, fue el baluarte de la resistencia antifascista en todo el mundo y la que más sacrificios hizo para la derrota del enemigo común; de manera que todo eso le ha permitido ocupar un destacado puesto de honor entre todas las naciones y conservar el legado histórico, moral y la fuerza militar suficiente para hacerse respetar y resistir la agresión de los nuevos nazis, al mismo tiempo que trata de preservar su influencia en algunas áreas geoestratégicas de gran interés para su defensa y desarrollo.
 
Si a todo esto añadimos su extensísimo territorio, sus grandes recursos naturales, su rica y variada cultura, las tradiciones revolucionarias y el patriotismo de su población… ¿Qué conclusión podemos extraer? Es indudable que todos estos factores y otros que podríamos referir, han influido poderosamente en la deriva que ha seguido Rusia y en la determinación de Putin desde que éste fuera elegido presidente, lo que ha impedido, entre otras cosas, la implantación de ese capitalismo salvaje, ultraliberal, de tipo dependiente que tanto los EEUU como la UE han intentado imponerle (para repartírsela y saquearla), junto a todas las demás dependencias que lleva aparejadas.
 
Todo esto ha traído consigo otra consecuencia de enorme trascendencia para un futuro no muy lejano: se trata de las dificultades casi insuperables que está encontrando la nueva Rusia burguesa para lograr un acercamiento más efectivo con vista a suencaje final en las estructuras económicas y sociales de la Europa Occidental. Ésta es una de las principales causas que ha impulsado al gobierno ruso a poner todo tipo de trabas a la integración de Ucrania en el engranaje del neocolonialismo de la UE, por las graves consecuencias que puede traer para sus propios planes de desarrollo e integración política con los demás países de su zona. Estos planes están basados en sus propias normas y no pueden prescindir de ellas sin arriesgarse a caer en las redes de la dependencia. Ya que, como ha escrito certeramente J.Vercueil en el nº 225 de Le Monde Diplomatique: “Rusia heredó un sistema normativo proveniente de las URSS, que, aunque con algunas lagunas, envejecido y pesado, regula aún las relaciones económicas entre los países de la CEI. Teniendo en cuenta el contagio que provoca su difusión, una penetración de las normas europeas en Ucrania correría el riesgo de arrastrar al conjunto postsoviético mediante un efecto dominó. La reacción de Rusia proviene también de un sistema sobre el cual todavía descansa en gran medida su complejo industrial militar”.
 
Es necesario insistir en que la conservación y perfeccionamiento por Rusia de esa normativa, producto de su evolución histórica y de las relaciones establecidas no sólo con los países de su entorno, es de vital importancia. Con tanto mayor motivo en momentos en que los grupos monopolistas industriales y financieros de Occidente se valen de sus Estados para imponer a los demás las normas financieras y comerciales más ventajosas para ellos; es decir, las normas de la dependencia económica, financiera, comercial, militar y cultural del imperialismo.
 
La historia ha demostrado una vez más por la vía de los hechos, que no existe otra salida para evitar caer en las redes del capitalismo financiero internacional, que continuar aplicando las “normas del socialismo”. Claro que con éstas sólo no basta, ya que a lo más que se puede llegar con ellas es a consolidar un capitalismo de Estado de tipo burocrático, muy semejante al que se estableció en la última etapa de la existencia de la URSS. De manera que se hace necesario establecer de nuevo el poder de la clase obrera y las relaciones de producción auténticamente socialistas.
 
Después de la amarga y desastrosa experiencia vivida durante la etapa yeltsinista y de las más recientes embestidas recibidas de parte de los socios occidentales, es de suponer que esa gran verdad termine por imponerse de una manera consciente entre las masas populares. Puesto que éste es un asunto que escapa a la comprensión y voluntad de la burguesía (ya que apunta directamente contra sus intereses), tendrán que ser los trabajadores, dirigidos y encabezados por la clase obrera, los que asuman de nuevo esa misión histórica.
 
Se podría asegurar que éste es un problema que se ha ido gestando a lo largo de toda la evolución de la sociedad rusa y que (aunque no afecte únicamente a este país), se ha manifestado de diferentes formas y grado de “intensidad” en distintos momentos (recordemos las del eslavismo y populismo ruso del siglo XIX); un problema que, como sucede hoy, vino a resolver la teoría y la práctica del comunismo. No debe, pues, extrañar que hoy se haya recrudecido con particular virulencia, como consecuencia de la crisis general, ya crónica, que padece todo el sistema capitalista.
 
No obstante, tal como hemos apuntado, no va a ser del mundo exterior imperialista de donde va a llegar la solución a este importantísimo problema. En todo caso, las presiones y los intentos de acoso y de aislamiento que está llevando a cabo actualmente el imperialismo norteamericano para someter a Rusia a vasallaje, no van a lograr otra cosa, como ya ha sucedido otras veces, sino acelerar la toma de conciencia sobre la naturaleza de este problema y de la solución que está demandando.
El eslabón principal y decisivo
 
En el movimiento comunista existe actualmente mucha confusión en relación con estas cuestiones que estamos analizando. Una muestra de ello es el artículo del camarada Lucio que hemos comentado al comienzo. Por otro lado hemos recibido los comentarios que ha hecho el camarada Marcos Martín Ponce a las noticias, artículos y documentos que le han enviado los camaradas soviéticos. Este material y los comentarios que hace de ellos Martín Ponce, nos van a ayudar a aclarar mejor el problema planteado y a fijar más firmemente nuestra posición al respecto.
 
Escribe Ponce a propósito de los importantes acontecimientos que se han sucedido en Crimea y el Sudeste de Ucrania: “Allí, el alcalde de una ciudad de Lugansk declaró la República Popular de Lugansk y la expropiación de la industria de la oligarquía, mientras en Crimea el referéndum popular y las organizaciones comunistas optaron por la adhesión a Rusia; lo que nos puede dar a entender que la oligarquía rusa mantiene allí una especie de aristocracia obrera a la que no sólo proporciona mejores niveles de vida, además se cuida de no demonizar los logros soviéticos. De manera muy controlada, el capitalismo ruso hace suya la reivindicación soviética; de hecho, en muchos distritos y regiones rusas la simbología y nominación de las instituciones soviéticas se mantiene. Para entender esto hay que tener presente que desde la muerte de Stalin hasta la caída definitiva de la URSS, las instituciones soviéticas se fueron desovietizando, a la vez que los partidos comunistas se fueron desbolchevizando, lo que permitió, gracias al revisionismo y la traición del PCUS (hoy PCR) que las estructuras corruptas, ya depuradas de cualquier control bolchevique, pudieran seguir utilizando el prestigio soviético para beneficio de la burguesía”.
 
“Fruto de todo ello -prosigue Ponce- es la confusión generalizada del movimiento comunista en cualquier parte del mundo. Pero no nos dejemos engañar por los análisis facilones y sentencias tan dañinas como (…) ‘la influencia revisionista del PCUS lo invade todo’, porque no es así. Eso nos puede llevar a menospreciar la lucha de clases llevada al extremo de la lucha armada en el Donbás (donde los obreros han tomado el poder y lo ejercen en la industria, las minas, la agricultura, etc.). Allí, las banderas comunistas y las asambleas populares al pie de las estatuas de Lenin no son escenografía; allí se está ejerciendo el poder de los soviets. Ese es, precisamente, el motivo por el cual la burguesía rusa, con Putin a la cabeza, muestra todo su músculo cuando se trata de Crimea, pero especula y utiliza el medio de presión contra Occidente cuando se trata de las Repúblicas Populares. Putin y los oligarcas rusos no quieren que cunda el ejemplo, ni en Ucrania ni en Rusia. En cierto modo, saben que están sentados sobre un volcán dormido”.
 
Poco tenemos que objetar a estas apreciaciones y juicios del camarada Ponce. En primer lugar, creemos necesario señalar esa perplejidad que se manifiesta en “la confusión generalizada” del movimiento comunista ante lo que se podría calificar como la tácticautilizada por la burguesía rusa para afianzar su poder y neutralizar al mismo tiempo el empleo que pueda hacer el movimiento comunista del prestigio que continúa teniendo entre las masas el régimen soviético y su simbología. Una táctica que, como estamos comprobando no le ha reportado, hasta el momento, ningún resultado frente al movimiento popular antifascista y revolucionario que se está desarrollando en el Sudeste de Ucrania. Pero es que aquí, a diferencia de Crimea, nos encontramos con un hecho sumamente importante que ha pasado desapercibido para el camarada Ponce, y que si bien puede no tener demasiada importancia para las masas y sus organizaciones revolucionarias, obliga de forma determinante al Estado ruso a no intervenir (al menos directamente y mientras no sea atacado su territorio) en Ucrania. Se trata, apenas si hace falta decirlo, del reconocimiento y respeto de Ucrania como país soberano e independiente. Precisamente, ésta es la línea que separa a un país imperialista, como los EEUU, de otro como Rusia, que no lo es. Otra cuestión, en la que no vamos a detenernos, es que se reconozca un gobierno ilegal, impuesto por un golpe de Estado fascista, organizado, financiado y alentado por los EEUU. Pero por aquí entran en juego otros factores, como el intento de Rusia de afianzar sus relaciones con Alemania y atraerla a su campo; es decir, por aquí entramos de lleno en “el gran juego” donde se dirime el problema crucial de las alianzas estratégicas. Esto hace que el problema de la guerra en Ucrania se complique en extremo, dados los vínculos de todo tipo que siempre han existido entre aquel país y Rusia, pero muy especialmente con la mayoría de la población que se ha declarado independiente.
 
Esta situación tan compleja puede explicar la posición ambivalente de Putin y del gobierno ruso, y es lo que hace que la salida de la situación o posible solución del conflicto (si no se llega antes a un acuerdo que ponga fin al enfrentamiento armado), esté en la extensión de la lucha armada antifascista y la revolución socialista al resto de Ucrania. No se nos pasa por alto lo difícil de esta solución. Pero, desde luego, lo que resulta un disparate desde todos los puntos de vista que se mire, es que el movimiento armado popular del Sudeste de Ucrania se pueda extender al territorio ruso y “servir de ejemplo” a los trabajadores de Rusia en su lucha contra su propia burguesía… Esa idea nos parece tan absurda y descabellada como la de considerar que la Rusia actual es “el eslabón más débil de la cadena imperialista”, como si el mundo y la sociedad se hubieran detenido o dado marcha atrás, a las postrimerías del siglo XIX, y como si no hubiera existido en Rusia más de 70 años de régimen socialista. Por el contrario, en base a todo ello, habría que considerar hoy día a Rusia, no como el “eslabón débil”, sino como el eslabón principal a partir del cual podría comenzar de nuevo a desarrollarse con fuerza el movimiento antiimperialista y revolucionario a nivel mundial.
 
Pues Rusia, ciertamente, está preñada nuevamente de revolución, pero de una revolución en muchos aspectos distinta a la que nació en el pasado. Para comprobarlo, basta con tener en cuenta que allí no está teniendo lugar un enfrentamiento como el de Ucrania, ni es previsible que se pueda producir algún día; lejos de eso, tanto Putin como su gobierno cuentan con el respaldo de la inmensa mayoría del pueblo ruso. Aparte de la imposibilidad manifiesta de que la burguesía (por no hablar del ejército ruso), pueda o esté dispuesta a imponer en su país un régimen fascista y “pro-occidentalista” por el estilo del que ha sido impuesto en Ucrania. Esto es algo impensable, no sólo por todo lo que hemos expuesto, sino también por la situación de dependencia respecto a los trabajadores y su vanguardia comunista en que se halla actualmente la burguesía rusa. De manera que un enfrentamiento con las masas populares, como el que ya se está dando en Ucrania, la debilitaría extraordinariamente, facilitando así los planes de agresión de los imperialistas.
 
En resumen, podemos decir que hoy la burguesía rusa es, por muchos conceptos, “prisionera” de la historia de su país; de una historia que aún no ha concluido y a la que no puede renunciar sin correr el riesgo de dejar de ser rusa. Así que, si bien es cierto que tras la muerte de Stalin y la caída, finalmente, de la URSS, las instituciones soviéticas se fueron “desovietizando”, el peligro que les amenaza ahora, por influencia de la “mundialización” imperialista, no es otro que el de la “desrusialización” o colonización de Rusia. Esto explica mejor que nada ese nacionalismo “sovietizado” (“la utilización del prestigio soviético”) de parte de la burguesía rusa, con todo lo que ello implica de deslegitimación y desprestigio de la marca capitalista.
 
Esta “sovietización” puede servir a los intereses del proletariado siempre que éste sepa utilizarlo en beneficio de una política independiente de la burguesía. “Independiente” no quiere decir que debe estar siempre y en todos los terrenos enfilada contra ella. La compleja situación que se vive actualmente, tanto en el interior del país como a nivel global, exige del proletariado revolucionario de Rusia aplicar una táctica que le permita ponerse al frente del movimiento por la defensa de la identidad y la independencia nacional, combinado con la lucha por la restauración del socialismo.
 
Para ello se hace indispensable reconocer a la burguesía como parte del movimiento nacional, así como la posibilidad de establecer, bajo determinadas condiciones o exigencias (como la libertad plena y la concesión de mejoras económicas y sociales para los trabajadores), un pacto o alianza con ella que no excluya la lucha por la restauración del socialismo, ya que, como se ha demostrado tantas veces, en nuestra época y en las condiciones de Rusia, sólo es posible una defensa eficaz frente al imperialismo sobre la base de la defensa y desarrollo del socialismo y el comunismo.
 
En fin, hay que insistir en que, una burguesía que, como apunta certeramente el camarada Ponce en su escrito, no sólo procura “mejores niveles de vida a la clase obrera” sino que “se cuida de no demonizar los logros soviéticos”; esa burguesía no puede ser considerada por la clase obrera un enemigo a batir de manera inmediata; con tanto menor motivo si esa misma burguesía está defendiendo la independencia e integridad nacional frente al acoso y la agresión de los más feroces bandidos internacionales.
 
En tales condiciones, la única política justa, verdaderamente revolucionaria de la clase obrera consiste en levantar bien alto la bandera de la defensa nacional; es decir, procurar arrancar dicha bandera de manos de la burguesía y ponerse al frente del movimiento nacional. Esto la situará en las mejores condiciones para neutralizar las vacilaciones o posibles deserciones de esa burguesía y para avanzar de forma decidida hacia la restauración del socialismo. Sobre este particular no ha de haber en el movimiento comunista ninguna confusión ni ningún tipo de vacilaciones.
 
En resumen, bajo nuestro punto de vista, la contradicción principal que se da en estos momentos en el Sudeste de Ucrania, es la que enfrenta a las masas populares al fascismo y al imperialismo. Esta contradicción, tal como hemos explicado anteriormente, habrá de ser resuelta mediante la derrota política y militar de la burguesía fascista y pro-imperialista, así como con el restablecimiento de la unidad nacional en un Estado federal socialista. Un gran paso en ese sentido ha sido la proclamación de las Repúblicas Populares en las regiones del Sudeste.
 
En tanto que en Rusia, las condiciones son radicalmente diferentes; dado que allí lo que predomina en estos momentos es la contradicción que enfrenta al conjunto de la sociedad y al Estado con el imperialismo de los EEUU principalmente, el cual está de nuevo intentando cercarla y agredirla a fin de despedazarla y repartirse sus despojos, tal como ya ha sucedido en lo que fuera la Federación Yugoeslava, en Irak, Libia, etc. La clase obrera y los comunistas de todos los países no debemos dudar ni un solo instante en prestar toda la ayuda fraternal y el apoyo internacionalista que podamos, con el convencimiento de estar defendiendo una causa justa y seguros de la victoria.
 
 
Chaval, aquí termino. Tengo que tomarme un respiro. Mis ojos se han cerrado.
Un fuerte abrazo.
 
Manuel
 
 
 

martes, 23 de septiembre de 2014

[Santander] Acto público: Ucrania la última victima de la OTAN

 
 
El próximo lunes 29 de septiembre a las 20 horas se realizará un acto que tratará sobre la situación en Ucrania y en el Donbass.
 
El acto será a las 20:00 horas en La Libre, en la calle Rampla de Sotileza nº 1 en Santander.

Contaremos con Alberto Cruz que es periodista, politólogo, escritor y miembro del CEPRID. Es además un experto en Relaciones Internacionales y en cuestiones geoestratégicas. Ha realizado ya varios artículos y análisis sobre la situación en Ucrania. En la charla se abordara también la situación actual y los últimos acontecimientos.
 
La crisis y guerra en Ucrania es consecuencia de un golpe de estado perpetrado por los grupos liberales y neonazis que ahora gobiernan Ucrania, auspiciados y alentados por el imperialismo de EEUU y la Unión Europea.
 
Los objetivos de estas grandes potencias imperialistas, a través de la OTAN, son el control geopolítico de Ucrania, el robo de sus recursos naturales y la conquista de nuevos mercados. El resultado, el "empobrecimiento" de los sectores populares y la clase obrera, así como poner el país "bajo el yugo del FMI”. 

Así mismo se hará una breve presentación publica del Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista.
 
Al final de la charla se procederá a un turno de preguntas y de debate.
 
Organiza: Comité Cántabro de Solidaridad con el Donbass y la Ucrania Antifascista.
 
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domingo, 21 de septiembre de 2014

¿Qué es la «Novorossia»?

 
La imagen que presenta la prensa atlantista sobre los acontecimientos en Lugansk y Donetsk no tiene en cuenta los reclamos de la población local.

El problema fundamental es que lo que allí sucede no es un simple levantamiento contra el poder de Kiev sino la expresión y consolidación de un ideal bien definido.

Conocedor de esa región por haberla recorrido desde hace 40 años, Alain Benajam explica aquí los símbolos del nuevo Estado que se define a sí mismo como «Novorossia».

«Novorossia», cuya denominación exacta sería «Unión de Repúblicas Populares de Novorossia» o más bien «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia», acaba de hacer su entrada entre los Estados constituidos democráticamente y, aunque no ha recibido el reconocimiento de la comunidad internacional, existe y funciona. Y la existencia misma de esta «Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia» ya constituye de por sí una pequeña revolución. Veamos por qué.

Cada uno de los términos y símbolos con los que se identifica esta Nueva Rusia han sido cuidadosamente seleccionados y revisten un profundo significado.

La nueva Rusia, o Novorossia, se define como rusa por su cultura e idioma. Pero no reclama integrarse a la Federación Rusa. La Federación Rusa es un Estado federal multiétnico que se extiende desde el Mar Báltico hasta el Océano Pacífico y al que pertenecen un gran número de repúblicas autónomas y pueblos que no son de cultura rusa.

¿Cómo se define la pertenencia nacional?

Las fronteras de los Estados son fruto de la Historia y de sus conflictos y no siempre tienen en cuenta las fronteras culturales y lingüísticas. Los Estados modernos se definen por elementos que no son necesariamente la etnia y la cultura.

Si bien la etnia es imprecisa y solamente puede describir pueblos aislados como grupos tribales, la cultura define esencialmente una comunidad por su lengua y sus referencias históricas.

Por su parte, el Estado moderno se define por un territorio limitado por fronteras reconocidas mutua e internacionalmente. El primer tratado de reconocimiento mutuo de fronteras fue la célebre Paz de Westfalia, firmada en 1648 como resultado de la terrible guerra de 30 años que devastó Europa.

Cada Estado internacionalmente reconocidos aplica en su territorio una serie de leyes y un derecho específico. La definición del Estado moderno está vinculada a la definición de nación. Hoy hablamos de Estado-Nación, lo cual indica que la pertenencia a una nación se define únicamente a través de la legalidad.

La pertenencia a un espacio cultural y lingüístico y la pertenencia a un Estado Nación están hoy perfectamente delimitadas. Numerosos Estados integran poblaciones con diferentes lenguas y culturas. En Europa, se hallan en ese caso países como Suiza, Bélgica, España, el Reino Unido y Finlandia.

En África y en el Oriente, los colonizadores modelaron Estados sin tener en cuenta las diferencias históricas y culturales entre las poblaciones pero estas aceptaron las fronteras legalizadas, y todos se atienen a ellas, creando así nuevas naciones calcadas sobre nuevos Estados.

Poblaciones que se caracterizan por una misma cultura y una misma lengua también pueden conformar Estados diferentes, como la República Francesa y la provincia de Quebec, perteneciente esta última al Estado federal canadiense. Los pueblos anglófonos de origen europeo emparentados con el antiguo imperio británico hoy forman varios Estados diferentes, como Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Lo mismo sucede en el mundo hispánico con Latinoamérica. Y Alemania estuvo dividida durante años en dos Estados diferentes.

Pero la existencia de Estados mutuamente reconocidos por la comunidad internacional no significa que los pueblos lleguen a reconocerse nacionalmente en Estados que los ignoran en el plano cultural y lingüístico.

Por ejemplo, numerosos pueblos colonizados por otros Estados han luchado duramente para tener la posibilidad de formar un Estado autónomo, como Argelia, que luchó por separarse de Francia.

Durante la postguerra, la Carta de la ONU definió el derecho a la autodeterminación de los pueblos que quieren convertirse en Estados independientes, generalmente a través de un referéndum. Ese derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, proclamado y defendido por Charles De Gaulle, es un importante aspecto del derecho internacional.

Ello implica que ningún Estado-Nación reconocido por la comunidad internacional tiene una composición definitiva sino que está constantemente sometido a la voluntad de quienes forman parte de él.

Volviendo a la Nueva Rusia, estamos efectivamente ante un nuevo Estado ruso. A pesar de ser culturalmente ruso, se define legalmente como un Estado que no es la Federación Rusa. Por ejemplo, si la provincia canadiense de Quebec lograse la independencia formando un nuevo Estado francés, hablaríamos entonces de «Nueva Francia».

¿Qué significa «República Popular»?

La Nueva Rusia, o Novorossia, es un Estado federal conformado por Repúblicas Populares. Por el momento, y temporalmente, no cuenta más que dos Repúblicas: la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, cuyos límites siguen siendo los de los antiguos oblast ucranianos así denominados. La Nueva Rusia tendrá por vocación reunir en el marco de una autodeterminación los demás oblast de la ex Ucrania que decidan democráticamente –mediante referéndum– constituirse en Repúblicas Populares e incorporarse a la Unión de Repúblicas de la Nueva Rusia.

Recordemos que la ex Ucrania fue desde siempre una provincia rusa. Es incluso el lugar donde se fundó Rusia –la Rus. Esa ex Ucrania fue arbitrariamente delimitada por la URSS, sin que mediase nunca algún tipo de consulta con toda la diversidad de poblaciones que vivían en esa región.

Hoy en día, ya que estamos en tiempos de democracia, el hecho de organizar algún tipo de consulta para que los diferentes pueblos que componen ese Estado artificial y reciente expresen su deseo resulta perfectamente adecuado y conforme al derecho internacional.

Los fundadores de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk insisten en el término «popular». Esa definición corresponde a la utilizada históricamente por Estados que formaron parte de la esfera soviética después de la Segunda Guerra Mundial, Estados que se definían como constructores del socialismo.

El socialismo, según su definición marxista-leninista, se rige por la propiedad social de los medios de producción y de intercambio. También según la misma definición marxista-leninista, el socialismo y el comunismo son sistemas completamente diferentes ya que en el comunismo, descrito en elManifiesto Comunista de Marx y Engels en 1848, ya no existe la propiedad y, por lo tanto, no existe la propiedad social, no existe el Estado, no existen masas asalariadas.

El uso del término «comunista» para describir aquellos Estados proviene de la propaganda estadounidense. De hecho, hasta el día de hoy ningún Estado se ha proclamado comunista.

En la conferencia de prensa que ofreció vía Skype el sábado 6 de septiembre, Pavel Gubarev –uno de los iniciadores de la República Popular de Donetsk y ex gobernador «popular», dejó en claro que ha terminado el reino de los oligarcas en Novorossia y que esta cumpliría así uno de los principales reclamos de Maidan.

¿Quiénes son los llamados oligarcas que se ceban en Ucrania, Rusia y en otros de los países que abandonaron la vía del socialismo? Son en su mayoría ex «apparatchiks» surgidos de lanomenklatura de los Estados anteriores, pero también hay entre ellos criminales mafiosos que adquirieron las industrias estatales por la fuerza e ilegalmente haciéndose así inmensamente ricos. Rusia ha frenado un poco ese fenómeno y los oligarcas que habían puesto en peligro el Estado ruso en tiempos de Boris Yeltsin han sido puestos bajo control por Vladimir Putin, encarcelando a algunos y sometiendo a otros.

En Ucrania, el fenómeno de los llamados oligarcas resultó particularmente devastador. Unos pocos individuos acumularon fortunas inmensas mientras que el pueblo se empobrecía. Ucrania se convirtió el país de Europa que tenía los salarios más bajos (incluso más bajos que en China).

El término «popular» no significa un regreso a los tiempos de la URSS, donde toda la actividad económica se hallaba en manos del Estado. Lo que significa es que las grandes industrias, como el sector de la energía, la industria pesada y la importante industria del armamento, estarán bajo control del pueblo en los nuevos Estados federales.

La Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia no tiene intenciones de convertirse en una nueva URSS, considerada antidemocrática bajo el control de un partido único, pero sí reconoce ciertos aspectos positivos de la URSS, país donde todos y cada uno de los ciudadanos tenía derecho a la salud, a la vivienda y al empleo.

La divisa y la bandera de Novorossia

Por cierto, la divisa de la Unión de Repúblicas Populares de la Nueva Rusia es «Libertad y Trabajo», lo cual evidencia la voluntad de garantizar la libertad de cada ciudadano y de favorecer a los trabajadores y no a los oligarcas.

Estos valores de Libertad y Trabajo están representados en su bandera, donde se combinan la bandera roja de los trabajadores, la de la Comuna de París, el mausoleo donde reposa Lenin y la cruz de San Andrés. Este santo es el patrón de Rusia por ser el fundador de la Iglesia de Constantinopla, que dio origen a la evangelización de esa nación, y está representado por una bandera blanca que porta una cruz azul –la llamada cruz de San Andrés, recuerda el suplicio del santo.

Aunque no es obligatorio, esa bandera también puede llevar el escudo de armas de la Novorossia. En él aparece el águila bicéfala que simboliza las antiguas monarquías eslavas, pero coronada por un elemento de albañilería de aspecto industrial, lo cual indica el carácter eslavo y ruso de la Nueva Rusia.

En el centro del escudo figura un cosaco, para recordar que esta región es también el país de los cosacos. Bajo la garra izquierda del águila puede verse un martillo, que representa a los trabajadores de la metalurgia. Bajo la garra derecha puede verse un ancla ya que la Nueva Rusia incluye el puerto marítimo de Mariupol, en el Mar de Azov, con acceso al Mar Negro a través del estrecho de Kerch.

En su garra derecha, el águila bicéfala encierra una espiga de trigo, símbolo de la paz, y en la garra izquierda un haz de flechas, símbolo de la guerra, simbolizando así que la Nueva Rusia aspira a vivir en paz pero que sabrá defenderse, como ya lo ha demostrado. Encima de la corona figura una banderola en la que puede leerse la palabra «Novorossia» en caracteres cirílicos. Bajo el águila aparece, en ruso, la divisa «Trabajo y Libertad».

El sincretismo de los valores de Novorossia

La bandera de la Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia contiene así un sincretismo en el que se expresan ciertos valores.

El valor del trabajo, de los trabajadores y de sus organizaciones políticas pasadas y presentes que se plantean como objetivo liberar el mundo del sistema capitalista, valor simbolizado por la bandera roja.

Los valores tradicionales e históricos, representados por la cruz de San Andrés, defendidos por el pueblo ruso, que no puede vivir sin ellos.

El valor de la historia, marcada por el cristianismo ortodoxo pero también por el recuerdo de los encarnizados combates de la Gran Guerra Patria contra el nazismo y sus colaboradores ucranianos encabezados por Stepan Bandera.

Esas luchas contra el fascismo ucraniano y el nazismo alemán están representadas por la cinta de San Jorge, símbolo del inmenso sacrificio realizado por el pueblo ruso para salvar la madre patria. Hoy portan la cinta de San Jorge los soldados de la Novorossia que luchan contra la junta de Kiev, que llegó al poder aupada por Estados Unidos como resultado de un golpe de Estado particularmente sangriento.

Ese golpe de Estado utilizó grupos y partidos neonazis como Pravy Sektor y Svoboda, el ex Partido Nacionalsocialista ucraniano. Esos partidos utilizan ostensiblemente símbolos nazis, expresan abiertamente su antisemitismo y, calificando a los rusos como untermenshen(subhumanos), han monopolizado el Estado, a pesar de sus pobres resultados electorales. Sus matones conforman el grueso de los batallones que luchan contra las fuerzas armadas de Novorossia, como el batallón Azov, que se identifica con el mismo emblema que la división SS Das Reich, tristemente célebre en Francia [1].

Miembros del batallón Azov, creado por el régimen de Kiev, portan una bandera con el símbolo conocido en alemán como Wolfsangel (“gancho para lobos”), utilizado durante la Segunda Guerra Mundial como emblema de la división Das Reich perteneciente a las Waffen SS. Ese mismo símbolo identifica también a la organización ucraniana de extrema derecha Pravy Sektor.

Esos grupos se identifican como nacionalistas cuando en realidad actúan a favor de los intereses de Estados Unidos, una potencia extranjera que no busca ciertamente lo mejor para Ucrania sino que trata de imponer su propio poder económico y político en la región.

En vez del calificativo de «nacionalistas», con el que tanto les gusta identificarse, les convendría mejor el de «colaboradores con el enemigo», que en realidad fue el papel que desempeñó su ídolo Stepan Bandera [durante la Segunda Guerra Mundial] [2]. Estos neonazis, violentos, asesinos y racistas, gozan del respaldo público de la élite mediática y política de los países vasallos de la OTAN, los mismos que hace poco condenaban al humorista francés Dieudonné por un gesto que interpretaban ridículamente como un saludo nazi invertido.

La resistancia ante el imperialismo

Lo que caracteriza al pueblo de la Nueva Rusia es precisamente su voluntad de no integrarse al sistema euroatlántico. Sometido a las órdenes de Estados Unidos a través de la OTAN y de la Unión Europea, ese sistema ha demostrado repetidamente su ineficacia así como su nocividad. Las naciones que a él se someten hoy se hunden en la decadencia moral y económica.

En el plano histórico, es la primera vez que un pueblo europeo toma las armas para oponerse a las fuerzas que tratan de integrarlo al sistema que Estados Unidos impone a otros pueblos y en rechazo tanto al sistema económico estadounidense como a sus valores morales.

Ese rechazo categórico es similar al que proclaman un número creciente de franceses y de miembros de diversos pueblos europeos que, ante el desastre económico y social, aspiran a recuperar el control de su propio porvenir.

En esa lucha de los pueblos por recuperar su independencia pierden su significación las nociones de derecha e izquierda. Encontramos así fuerzas políticas que se identifican como de derecha o de izquierda pero que respaldan exactamente de la misma manera el sistema de dependencia de Estados Unidos impone a través de la Unión Europea y de la OTAN. Otras fuerzas, etiquetadas por los medios de prensa como «extremistas» de izquierda o de derecha, militan por el regreso a la independencia.

Lo mismo sucede con la sumisión al sistema capitalista, que ha perdido su carácter industrial de antaño y ahora es únicamente de carácter financiero y globalista. Diversas fuerzas políticas, tanto de izquierda como de derecha, se oponen a ese sistema y son, por supuesto, demonizadas por los medios de prensa oficialistas y por toda una prensa ampliamente subvencionada por el Estado.

Si esos medios no ven con buenos ojos la Unión de Repúblicas de Nueva Rusia es porque esta logra precisamente concretar la conexión entre la necesaria revolución anticapitalista, que tiene un evidente carácter de revolución antiglobalización, y la voluntad de los pueblos que quieren recuperar sus especificidades y sus tradiciones yendo así contra la corriente del sistema cultural globalista que no tiene otra cosa que ofrecer a cada ciudadano que algo de hedonismo individual en lugar de los valores provenientes del trabajo, del esfuerzo y del sacrificio.

¿No será entonces esta Unión de Repúblicas Populares de Nueva Rusia un ejemplo para los demás y el inicio de algo nuevo que puede cambiar el mundo?

Alain Benajam

 

[1] El 10 día de junio de 1944, mientras se desarrollaba la batalla de Normandía, tropas especializadas de la división Das Reich de las Waffen SSpenetraron en la comuna francesa de Oradour-sur-Glane, donde masacraron un total de 642 personas. Después del fusilamiento masivo de 190 hombres, 245 mujeres y 207 niños fueron ametrallados y quemados dentro de la iglesia del pueblo. Nota de la Red Voltaire.

[2] Aunque últimamente numerosos medios han optado por presentar a Stepan Bandera (Stary Ugryniv 1909-Munich 1959) como un líder nacionalista ucraniano que luchó simultáneamente contra Alemania y la URSS, lo cierto es que durante la Segunda Guerra Mundial este personaje participó en la creación de la Legión Ucraniana, que luchó bajo el mando de la Wehrmacht, durante la ocupación de Ucrania por las tropas de Hitler.